miércoles, 6 de julio de 2011

Carta Abierta Al Gobernador Horacio Serpa

Señor
Horacio Serpa Uribe
Gobernador de Santander

No tengo con usted la confianza ni la cercanía para escribir una carta acaramelada, ni tengo la influencia en medios para que este modesto mensaje llegue a usted por un periódico de circulación nacional, por eso, a través de mi blog y directamente en su twitter, que es el medio más expedito que tengo para contactarlo, le dirijo estas palabras.

Sepa usted que cuando una carta personal no tiene más intención que ser personal se entrega al destinatario, no a la opinión pública. Cuando se quiere que sea una manifestación pública mandarla con el tono meloso y salamero que uno se permite en una carta personal, es tratar de engañar al lector incauto.

Con todo respeto Señor Gobernador, su carta es una participación flagrante en política, su apoyo expreso y la aclaración de que " Algún amigo de los que tengo en Bogotá te apoyará en mi nombre" no es otra cosa que llamar a las bases del serpismo en Bogotá, contadas en las tres oportunidades que el partido apoyó su nombre en la contienda presidencial, a rodear una candidatura que tratan de presentar como ajena al delfinato y la dinastía, pero que por delfinato y dinastía encabeza la lista del partido.

Si lo que prentendía usted era mandar un mensaje de afecto y apoyo de "Tu mamá, Sandy y Andrés,  Rosita. tus sobrinitos y toda la familia" bien habría podido hacerlo en privado, como se dan las muestras de afecto cuando preteneden ser sinceras y sólo ser muestras de afecto. Pero lo hace en un medio de circulación nacional y en las redes sociales, que poco usa usted, para generar un efecto mediático y unas consecuencias electorales, y eso como bien sabrá usted que fue procurador y ministro, es una intromisión en la contienda electoral.

De nada sirve decir a grito herido que no gusta de delfinatos en los medios, como manera de buscar que los medios hablen de su hijo, de nada sirve recomendar " un ejemplar comportamiento en lo público y lo privado, que no se pueden separar.  Y acatar la ley, respetar lo institucional y profesar los mejores valores cívicos." cuando lo que se hace es jugar en el filo de la ley, mandando con acarameladas palabras de padre una clara recomendación, por decir lo menos, a los simpatizantes del serpismo dentro del partido.

Si Horacio José, quien tiene sobrados méritos para ser electo concejal, le manifestó que no quería ser un delfín, sino salir adelante por sus propios méritos; el amor de padre lo traicionó, señor Gobernador, y no hizo más que caer precisamente en la forma en que las cabezas de las dinastias apoyan a los herederos, con guiños disimulados.

Gobernador, los liberales lo hemos rodeado una y otra vez en sus campañas, incluso cuando con el pasar de los años se hacían cada vez menos viables, ahora, con todo el respeto que me merece me gustaría pedirle como humilde militante del partido que respete usted los procesos electorales de mi ciudad, que todo el amor de padre que tenga para ofrecer a su hijo se lo de, pero sin interferir en el proceso electoral, que respete la investidura de Gobernador que reviste gracias al apoyo del partido, así como el ordenamiento legal que rige al país desde que fuera electo por nuestro movimiento como presidente de la asamblea nacional constituyente. 

Que mejor muestra de respeto, coherencia y agradecimiento con el partido que lo ha llevado a ocupar las más altas dignidades de nuestra nación, que marginarse de la elección, especialmente cuando la ley lo obliga a hacerlo, y no buscar atajos ni vacios.

Con gran aprecio y admiración.

Juan Camilo Dávila
@elcachaco

aquí el link de tan conmovedor testimonio familiar 

viernes, 10 de junio de 2011

La Patria por encima de los Partidos

Según parece, lo mejor que podría  hacer Mockus sería, despúes de todo fundar un partido con sus correligionarios, un lugar donde él se sienta cómodo sabiendo que los únicos principios que importan son los suyos y sus seguidores se sientan tranquilos de saber que no tienen que armar maletas tan pronto haya un sapo que no pueda deglutir. Momento, si mal no recuerdo eso era precisamente Visionarios con Antanas, pero no contemos ese, ahí decidieron ponerse una pirámide anaranjada en la cabeza que no los dejaba ver. 

Mockus hace ver su ires y venires como el paradigma de coherencia, y sin duda hay que valorar que tenga tan presentes sus principios, cosa poco usual en la política local, pero bueno sería recordarle que esos mismos principios que sirven como salvavidas para salir corriendo y cambiar de tolda hay que tenerlos en mente antes de entrar a los proyectos y a los partidos, es decir, que la puerta por la que se sale es normalmente la misma por la que se entró.

Esa visión personalista a la hora de hacer política es precisamente la que impide la consolidación de partidos serios y programáticos, si Antanas no estaba dispuesto a transigir su lugar era en esa cruzada de quijotes que era visionarios, deja un muy mal sabor de boca que esté dispuesto a trabajar en equipo cuando el equipo trabaja para él, pero no a cargarle la maleta  a otros, pensando más como capo de equipo de ciclismo que como miembro de un partido político.

Vienen a la cabeza Benjamín Herrera y Luis XIV: "la patria por encima de los partidos" parece decir Mockus,  pero la patria soy yo, parece pensar también.


viernes, 27 de mayo de 2011

Seamos serios Senadora

Lo primero que debería aclararnos Doña Gilma es si en la visión de mundo que justifica la ley los Violadores de niños son considerados delincuentes o enfermos mentales, es decir si en sus actos son consientes de que hay una transgresión a la ley y un daño causado a una víctima. El sentido común nos dice que las cárceles están hechas para los primeros y las clínicas para los segundos.

Si partimos de que los Violadores de niños, aclaro que en ningún momento trato de minimizar la crueldad ni la gravedad de esas conductas, son como plantea la Senadora, unos enfermos mentales irrecuperables para la sociedad porque una vez redimida su pena van a salir a incurrir en las mismas conductas, no sólo es procedimentalmente errado sino hasta inhumano recluir a los enfermos en cárceles. Lo que se plantea es que su condición es distinta a la de los demás ciudadanos, porque sus actuaciones están más allá de lo que consideramos humano, y por tanto los derechos que le garantizamos a toda la sociedad no les deben ser reconocidos; la única justificación legal para que sean tratados de manera diferencial, sería esa condición de enfermedad mental, y en esa medida, si para efectos de la protección de derechos son considerados enfermos, para las consecuencias de sus actos deben serlo también, luego el tratamiento que les debe dar el Estado debe ser el que se le da a un enfermo mental, no el que se le da a un delincuente.

El segundo escenario posible es que los consideremos delincuentes, en este caso los impedimentos para que se lleve a cabo el referendo más que lógicos o filosóficos son de índole jurídica. en efecto la constitución prohíbe las penas que no pueden ser redimibles, pero no es sólo la constitución sino también los tratados internacionales firmados por Colombia y que hacen parte del bloque de constitucionalidad, es decir que el destino cantado de tan sonado referendo no puede ser otro que el ser declarado inconstitucional por la Corte.

Es comprensible que alguien que nunca en su vida ha tenido nada que ver con el proceso legislativo apoye el referendo, lo que no es comprensible es que una Senadora de la República, que además fue concejal, base todo su trabajo político en una propuesta que desde la óptica que se le mire no sólo es inviable constitucionalmente sino que vuelve a nociones de justicia y de humanidad propias del código de Hammurabi.

Si lo que le interesara a Gilma, más que conseguir protagonismo en los medios y figuración a nombre propio fuese en efecto el bienestar de los niños, debería empezar por pensar en que sus propuestas sean viables y no tiros al aire para conseguir atención. Valerse, por ejemplo del caso Garavito para publicitar la iniciativa es también jugar con la opinión pública, pues en ningún caso una ley posterior a la comisión del delito podría ser aplicada a quien lo cometiera; ese, como bien saben los abogados, es uno de los principios básicos de la democracia: el que los ciudadanos sólo puedan ser juzgados bajo el ordenamiento vigente, y que las nuevas leyes que sean aprobadas sólo apliquen en caso de que le sean favorables al procesado.

Una simple reforma que haga que quienes comentan delitos cuyas víctimas sean menores de edad no puedan ser sujetos de ningún tipo de rebajas de penas sería, con mucho, más útil y más viable, pero mucho menos taquillera y difícil de acreditar a nombre propio. Confunde y reinaras dice el adagio popular.